Osteopatía en
salud femenina
La causa exacta del dolor pélvico no siempre es clara, (reglas dolorosas, problemas de dolor durante el sexo, suelo pélvico, vejiga y próstata, y/o musculo-esquelético) a pesar de muchas ecografías o escáneres que se realicen. Haciendo que a menudo, la intervención de un terapeuta especializado en suelo pélvico y ginecología sea muy recomendado. Desde algunos colegios de ginecólogos y obstetras consideran a la fisioterapia uno de los tratamientos recomendados en estas condiciones.
Para ello, la evaluación de la postura, el tono y la fuerza del suelo pélvico, el estado del componente miofascial, una valoración de la alimentación etc. son prácticas con resultados reportados muy positivos sobre varios problemas de esta región.
Si miro a mi alrededor sé que aún le queda mucho camino por recorrer a la humanidad para asentarse correctamente sobre su pelvis y caderas… Este es sin lugar a dudas, un espacio con un enorme potencial por explorar tanto para hombres como para mujeres.
Lugar increíble en sus funciones: placer, relaciones de pareja, sexualidad, sensualidad, embarazo, parto, funciones de eliminación y deshecho e incluso, uno podría decir que, realmente, gran cantidad de nuestras interacciones culturales están aposentadas en la relación que tenemos como especie con esta región del cuerpo….
Pero, a la vez, lugar paradójicamente borrado, tabuizado y desconocido....Mi experiencia cómo paciente, mujer y terapeuta es muy positiva. Esta región de nuestro cuerpo responde tremendamente a los buenos cuidados y atenciones. Creo que es muy bueno darnos cuenta de que aún hay mucho que avanzar en este sentido y también, que hay todo un entorno cultural que influenciar para estar todos mejor.
Los terapeutas de la salud que nos especializamos en el trabajo en ginecología tenemos que estar preparados para trabajar adecuadamente con esta zona maravillosa del cuerpo humano. Obviamente tiene que haber una sólida base de conocimiento médico al respecto, pero, a la vez, durante el tiempo del tratamiento, se tiene que ser completamente consciente de la verdadera dimensión de intimidad que esta región supone. Una sensibilidad extrema en la palpación y un tremendo respeto por los límites y dificultades de cada persona son irreemplazables. Es una zona sometida generacionalmente al trauma, al abuso y al tabú, y estas dimensiones han de estar en la mano del terapeuta que decide trabajar en este ámbito.